El conflicto podría definirse como: agresividad, violencia, intimidación, bullying, vandalismo, conductas antisociales,
conductas disruptivas, problemas de convivencia, etc. Siendo común la tendencia a utilizar indiscriminadamente conflicto y violencia como si de sinónimos se tratasen. Sin embargo, “no es legitimo asociar conflicto con violencia, porque mientras el conflicto responde a situaciones cotidianas de la vida social y escolar, en la que se dan enfrentamientos de intereses, discusión y necesidad de abordar el problema, la violencia es una de las maneras de enfrentarse a esa situación” (Etxeberría, Esteve y Jordán, 2001, 82).
Existe una relación entre conflicto y violencia, pero no es bidireccional. Podemos afirmar que la violencia siempre va acompañada de nuevos conflictos, pero el conflicto no siempre entraña situaciones de violencia, pues los seres humanos disponemos de un amplio abanico de comportamientos con los que poder enfrentarnos a las situaciones de confrontación de opiniones e intereses con los otros, sin necesidad de recurrir a la violencia (Hernández Prados, 2002).
Entre los alumnos, es muy común que se den malentendidos y esto llegue a generar un conflicto, que puede ser resuelto entre ellos mismos en muchas ocasiones, pero que en muchas otras, deberá intermediar el profesor. Es importante que no lleguen a la violencia física para que no dañen a la otra persona ni a ellos mismos.
Expongo a continuación algunas técnicas de recolución de conflictos de las que podemos hacer uso en el aula:
1. Arbitrar.
La mayoría de prácticas de resolución de
conflictos que realizamos entre los niños son la mediación o el
arbitraje. Es una manera de ayudar a las personas a manejar sus
diferencias en presencia de un observador imparcial, calmado y que
mantiene la justicia.La justicia es muy importante para los
niños; debemos intentar ser tan imparciales como sea posible. La
mediación necesita cierto tiempo y debemos darle el tiempo que
requiera. Proponemos los siguientes pasos:
1. Dígales a los niños que cada uno de ellos tendrá la oportunidad de contar su versión de la historia sin interrupción.
2. A medida que cada niño habla, haga que primero diga cuál era el problema y luego lo que pasó durante el conflicto.
3. Si el problema todavía
existe, ayude a los participantes a desarrollar algunas soluciones
posibles y a escoger una para llevar a cabo.
4. Si el problema ya no
existe, pregúnteles a los participantes si había maneras más eficaces de
resolver el problema que la que escogieron.
2. Escucha Reflectiva
La escucha reflectiva o activa es una
manera de parafrasear y repetirle a quien habla lo que ha dicho. Esto le
da una oportunidad al interlocutor para afirmar o corregir nuestra
percepción. Es una técnica de mediación muy útil. La escucha reflectiva no es una técnica de resolución de conflictos por sí misma sino que es una técnica de medicación. Es reconocida en los círculos de resolución de conflictos como un mecanismo para clarificar la percepción.
También le permite a uno identificar más claramente lo que las personas
piensan y sienten sobre una situación de conflicto. A veces esto es
suficiente para resolver el conflicto. Otras veces, puede simplemente
ayudarnos a definir el problema claramente.
Pasos para ponerla en práctica:
1. Podemos reflejar usando frases tales como “parece que…..” “en otras palabras,…..” o “lo que quieres decir es…..“
2. Cuando
recurramos a parafrasear, intentemos reflejar el contenido emocional al
igual que el fáctico. La siguiente fórmula es útil para lograrlo:
“Parece que te sientes….. porque…..” . El escuchar de manera reflectiva
tiende a desacelerar las interacciones. Tengamos presente que está
diseñada para clarificar las situaciones, no para retardarlas de manera
enloquecedora. Usar de forma selectiva.
3. Contar Cuentos
La técnica de contar historias o cuentos
ayuda a los niños pequeños a distanciarse de un conflicto para que
puedan discutir sus conductas. Es especialmente buena para la resolución pública de conflictos.
Algunas ideas que pueden resultar útiles:
1. Cuando la historia alcance el punto del conflicto, detengámonos y pidamos sugerencias a la clase sobre cómo resolverlo.
2. Incorporemos una de las sugerencias en la historia, y hagamos llegar a una conclusión.
3. Pregúnteles a los participantes en el
conflicto si esto satisfaría realmente sus necesidades y si es algo que
ellos podrían ensayar la próxima vez que tengan un problema.
4. Cuestionario de Pelea
El cuestionario de pelea es una manera de
lograr que los niños observen cuidadosamente un conflicto en el que
están involucrados. Haremos que los rellenen como una de las
consecuencias (efectos o “sanciones”) ante infracciones a la regla de
“no pelear ”.
1. Cuando los niños se hayan
tranquilizado de su pelea, señale lo absurdo de pelear. No pida una
explicación. En cambio, deles un “cuestionario de pelea” para que lo
llenen.
2. Cuando los hayan completado, léalos
con los participantes. No discuta cómo o por qué se desarrolló el
conflicto, sino lo que los estudiantes han dicho que harán en una
situación semejante en el futuro. Pregunte, “¿Esta acción resolverá el
problema mejor que pelear?”
3. Intercambiaremos los cuestionarios cuando terminen y pediremos que escriban sus reacciones ante las anotaciones del otro.
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